Un momento de quietud entre el viaje constante del pasado al futuro. Una parada para estirar la mente y calmar las piernas. Un tren que pasa muchas veces y nos damos cuenta, a veces, elegimos que pase y volvemos a encender los sentidos, vuelve la risa, el brindis, los sabores auténticos, la infancia… o simplemente volvemos a “ser”. Un momento en el que no tienes nada y lo tienes todo, porque aquello que perdura en el tiempo es aquello nunca perteneció a él.
Un momento Gladys. Porque te lo mereces.